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sábado, 25 de diciembre de 2010

Hoy hay que tocar el Güigüichu!

Pues sí, hoy es Navidad y aún no había pasado por aquí a desearos unas felices fiestas...

Sobre el título de la entrada, espero que todos conozcáis el chiste y que no os hayáis asustado mucho (y que no tenga que explicarlo, vamos XD Aunque si alguien lo pide, lo cuento).

Y, por otro lado, esta vez,  os pongo la letra de una versión del villancico "Pero mira cómo beben" que llevamos cantando toda la vida en mi casa (si alguien más la conocía, que lo diga, que me hará ilusión XD).

La Virgen tiene una moto,
y San José una Vespa,
y el Niño llora que llora
porque quiere una bicicleta.

Pero mira cómo corren los tres por la carretera,
pero mira cómo corren, la Virgen la primera,
corren y corren y vuelven a correr,
y a la tercera curva se cayó San José.

Hasta ahí XD En fin, lo dicho, que tengáis todos una feliz Navidad!! Besos!!

sábado, 4 de diciembre de 2010

No es cuestión de edad...

...Ni de sexo, ni de clase social.

No, señores, no. La mala educación es patrimonio universal.

Os pongo en situación. Esta mañana (bueno, ya había pasado el medio día, pongamos que era algún momento indeterminado entre las 13 y las 13:30), tuve que ir a hacer un ingreso a una sucursal de Caja Madrid cercana a mi casa.

Así, pues, cuando estaba llegando a la puerta de dicha sucursal, un hombre de unos 40 años ha pasado antes de mí, a lo que yo no he dado demasiada importancia, y más cuando he visto que la oficina estaba prácticamente vacía.

Para quien no lo sepa, las sucursales de Caja Madrid se caracterizan por tener unos detectores de metal por los que los clientes han de pasar tanto para acceder a las mismas como para salir de ellas... El mecanismo consiste en que te colocas en el detector de metales, y si no detecta nada, se cierra una puerta detrás de ti para posteriormente abrirse una delante para que puedas acceder a la oficina como tal. El problema viene cuando la máquina sí detecta metal, caso en el que las puertas no se mueven y una voz te insta a colocar los objetos metálicos en unas taquillitas colocadas al efecto.

El hombre de unos 40 años que ha pasado delante de mí se ha colocado en el detector de metales... Y el detector ha decidido que no le dejaba pasar... Así que el hombre ha decidido que no le ganaba a cabezón... Cuando llegamos, sólo estábamos él y yo... Poco a poco el pequeño recinto que hay entre el detector de metales y la puerta de acceso se ha ido llenando en un período durante el cual el hombre de unos 40 años ha estado protestando airadamente, exigiendo a los trabajadores de la oficina que le abrieran y cabreándose cada vez más, ya que éstos se han negado a hacerlo.

Éramos pocos y parió la abuela... ¡Ah, no! La abuela no parió... La abuela, que era una mujer que estaba más o menos hacia el centro de la cola, ha decidido airarse igual (o peor) que el hombre de 40 años, soltando proclamas contra los detectores de metales, dando patadas a la pared de ¿metacrilato? ¿Cristal blindado? ¿Superficie-transparente-a-prueba-de-patadas-de-abuelas-airadas?, haciento tapón para que otro hombre no saliera por el otro detector de metales (la cara del hombre ha sido todo un poema), todo porque tenía prisa.

Al final, el hombre de 40 años, que seguía en el detector, ha intercambiado unas cuantas palabras (porque estaba la puerta por medio) con uno de los trabajadores de la oficina, y ha mentado a la policía, así que el de la sucursal ha ido y la ha llamado... En este momento el hombre de 40 años, tras ¿10? ¿15? minutos ha decidido quitarse del detector y la abuela ha aprovechado para colarse en el mismo... Para quedarse hablando con el trabajador de la oficina e intercambiar lindezas con él (menos mal que tenía prisa...).

En fin, yo he pasado el detector de metales, he pasado de largo de la señora, he hecho mi ingreso y cuando me he dado la vuelta estaba la abuela aún encarándose con el trabajador y el hombre de 40 años explicando su ¿versión? a la policía.

Lo peor de todo es que, seguramente, la adorable ancianita, delicada y frágil (¿se nota la ironía? Espero que sí), seguro que es la primera que protesta porque los jóvenes de hoy somos todos unos vándalos y unos maleducados...

Es cierto que a veces los detectores de metales en cuestión son demasiado sensibles, pero, ¿merecía la pena tanto numerito?

Cambiando de tercio, lo que me impedía escribir por aquí ya ha sido solucionado, así que espero no abandonar esto tanto. Besos!!